Eric Bellinger es un cantante y compositor de 38 años nacido en Compton, California. Empezó en el mundo de la música escribiendo para varios artistas de talla mundial, entre ellos Usher, Chris Brown, Ahsanti, Selena Gómez, Justin Bieber, etc. La habilidad a la hora de componer no siempre se traduce en una buena carrera como solista, por suerte Eric posee otras cualidades especiales: adopta esta nueva forma de hacer R&B mezclado con Rap sin abandonar la elegancia del R&B de antaño, canta realmente bien (aunque usa autotune) y no alberga una pizca de toxicidad en su corazón (debe ser porque está felizmente casado), lo que se denota en sus letras. Es cierto que a veces se pasa de machista, pero casi no habla de dinero, orgías o relaciones tóxicas, algo raro entre los exponentes masculinos del género actualmente. Lo descubrí fue allá por el 2013, en el tema Death Penalty perteneciente al mixtape California Republic del rapero The Game y pensé “hey, este tipo sabe cantar”. Pasa un año y lo vuelvo a escuchar en otro tema del mismo rapero titulado Or Nah y ahí sí me dispuse a buscar su discografía. Para no hacer el cuento largo: me gustan 30 de sus 37 trabajos (sí, es muy productivo), por eso siempre estoy deseoso de escuchar su nueva música. Esta no será la última vez que hable de él.
El proyecto está dividido en dos mitades de 12 temas cada una, en la primera están los más animados (The Party), mientras la segunda se compone casi exclusivamente de baladas (The Bedroom). Este es un formato típico de la serie The Rebirth. En el primer disco se encuentran las mejores canciones: el intro, All Dat, Inside My Bed y los excelentes sencillos promocionales Gang Slide (feat. Mozzy) y Drop (feat. Sevyn Streeter); todas presentan un sonido híbrido de R&B moderno y Trap, parecido al de sus álbumes colaborativos junto al productor HitMaker. También destacan Body On Mine y los singles La Perla y All For Me por tener una sonoridad más orgánica, y la excelente balada Writer’s Block (“If I'm writing 'bout you, I'll never get writer's block”) que cierra esta primera mitad. Hasta aquí realmente no hay skips, si bien Run That Back (feat. K Camp) es un poco simplista, la letra de Don’t Play With It deja algo que desear (“Ayy, that's my pussy, don't play with it”) y Perfect Picture es medio rara, pues casi no tiene melodía, parece un freestyle. Hablando de eso, los fans seguro reconocerán a Find Someone, el increíble freestyle que hizo Eric en el podcast The Come Up Show, el cual terminó regrabando y cambiando el instrumental (un sample de Jagged Edge) para convertirlo en una canción oficial. La verdad hubiera preferido que incluyera el original, porque sin el debido contexto no se puede entender los cambios de tópicos en la letra (“Everything is off the top, ayy”), ni las referencias a otras canciones (“Tell your favorite R&B singer, don't try this at home / 'Cause I'ma beat like JT but they gon' be gone, gone, gone”). Por desgracia, la calidad baja a partir de aquí. Bellinger normalmente es bueno haciendo slow jams, sin embargo, esta vez sus harmonías vocales y melodías no sobresalen todo lo que deberían. Top Tier con Tone Stith se me hace demasiado larga, en parte porque arrastran mucho las palabras; o sea, no es mala, las voces están bien, pero veo su nombre en los créditos y la verdad espero más, ya que Tone es otro de mis cantantes favoritos actualmente. Nasty (feat. Evoni), Anyway y Mutual Agreement son un poco empalagosas, sobre todo en los coros; aunque la última al menos ofrece unas entretenidas líneas de bajo, todo sea dicho. También tienes temas repetitivos como Pheenin (feat. Bjrnck), Backstage (feat. Zae France) y sobre todo Finders Keepers, donde el pre-coro y el coro constituyen casi el 80% de la canción. La balada Sage junto a Ne-Yo y los medios tiempos Reciprocate y D.Y.T tratan de salvar el día, pero para ese entonces ya el daño está hecho.
The Rebirth 3 definitivamente no es el mejor trabajo de Eric Bellinger. Los singles que sacó previo a su lanzamiento no representan el tono general del álbum y son claramente mejores que la mayoría de las canciones; esto antes no era tan evidente. Es un disco muy parco, va “a lo seguro”, no toma ningún riesgo. Es como si su capacidad compositiva se hubiera agotado por lanzar álbumes tan seguido. La serie The Rebirth es mi menos favorita de todas formas, siempre la noté bastante inferior a Cuffing Season, Eric B For President y 1-800-HIT-EAZY. Aun así se puede disfrutar si tienes el ánimo correcto o eres un escucha nuevo harto de tanto R&B súpertóxico que abunda por ahí.