domingo, 3 de marzo de 2024

The Black Dahlia Murder - Abysmal (2015)

  

Allá voy de nuevo con otro disco de The Black Dahlia Murder. En este Abysmal repite la alineación del aclamado Everblack pero la música es algo diferente. La vara estaba demasiado alta después de aquel álbum así que tomaron el mejor camino posible: Hacer un disco más brutal. Por eso aumentaron la intensidad un 20%, o al menos esa es la impresión que da. Parece que no paran durante estos 37 minutos. Por suerte la mayoría de los temas duran menos de cuatro minutos, lo que ayuda con su correcta digestión. Con “aumentaron la intensidad” me refiero básicamente a un incremento de blast beats y partes rápidas en general, aunque no siempre más velocidad equivale a más brutalidad. Como he dicho en conversaciones privadas (háblate Manuel) el Melodic Death Metal puede beneficiarse en gran medida con la inclusión de blast beats para evitar caer en la monotonía del ritmo galopante habitual en el estilo y a su vez desligarse de la casi omnipresencia de los padres fundadores, dígase At The Gates, Dark Tranquility e In Flames. Esto es algo que TBDM conoce bien y lo usa para su provecho.

En la review de Everblack hablé sobre todo de la música, aquí me referiré un poco más al trabajo de los músicos:

Empiezo como no podía ser de otra forma con el reconocible Trevor Strnad (descanse en paz) que aporta mucho dinamismo con su combinación de growls y shrieks perfectos para transmitir sus características letras cargadas de horror. El joven Alan Cassidy acá está “en su salsa” con un despliegue de técnica y precisión increíbles. Destaca sobre todo su descomunal habilidad con el doble bombo, por momentos alcanzando velocidades inhumanas (Asylum 1:15). En general mejora su desempeño con respecto a Everblack donde la mayoría de las partes de batería fueron escritas por Shannon Lucas quien había salido justo antes de aquella grabación (por cierto, es algo que se me pasó contar en esa reseña). Aunque si te soy sincero, prefiero la “soltura” y tremenda pegada de Shannon en Deflorate y Ritual a la ejecución casi robótica de mi casi-tocayo Alan, si bien este compagina mejor con el estilo más técnico del TBDM actual. Por desgracia su compañero de la sección rítmica Max Lavelle (ex-Despised Icon) casi no se escucha, no puedo comentar mucho su rendimiento. Al parecer sólo sigue lo que tocan las guitarras, que tampoco es tarea fácil. Hablando de guitarras, a cargo de los solos está nuevamente Ryan Knight (ex-Arsis) y vaya si hace un buen trabajo “shedreando” por todo el álbum, al punto de recordarme al maestro Jeff Loomis en algunos momentos (That Cannot Die Which Eternally Is Dead, Re-Faced). Y por último el miembro más importante: Brian Eschbach. Trevor puede ser el corazón de la banda pero Brian es el cerebro. Su infinito arsenal de riffs es lo que ha llevado a Black Dahlia al lugar donde está.

En cuanto a la música TBDM vuelven a hacer un disco redondo, es difícil resaltar un tema. Si tengo que elegir uno me quedo con Re-Faced donde muestran que saben hacerte mover la cabeza lo mismo con riffs melódicos espiraloides sobre ritmos galopantes (0:18) que con breakdowns deathmetaleros (1:58). También sobresalen Vlad, Son Of The Dragon con su memorable coro de gang vocals (“higher and higher!”), la coleccionista de riffs Receipt y la ultrabrutal Threat Level No. 3. Por su parte Stygiophobic decepciona un poco al ser un tema corto pero con una introducción demasiado larga y después no termina de desarrollarse, se queda como a medias. Más bien funciona como un separador para tomar un “descanso” entre tanta tralla. Tampoco me convence mucho la elección de un tema a medio tiempo (That Cannot Die Which Eternally Is Dead) para cerrar el álbum.

La producción a cargo de Mark Lewis es de las más comprimidas que han tenido, parecida a la del Global Slaughter de A Night In Texas. Hay demasiado volumen y énfasis en las frecuencias medias-altas (voz, guitarras y platillos) pero no es un problema tan grave que impida disfrutar de la música. El artwork del artista Daemorph me recuerda la tapa del Hell Awaits de Slayer y también aquella famosa escena censurada de la película Event Horizon donde los tripulantes de la nave son torturados en el infierno.

The Black Dahlia Murder volvieron a petarla con su séptimo disco. Realmente casi no hay nada malo que señalar en Abysmal que, dicho sea de paso me gusta bastante más que Everblack aunque no sea superior viéndolo “objetivamente”. Y gracias a su brevedad es un álbum que puedo escuchar dos o tres veces seguidas.

Puntuación: 83


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