miércoles, 19 de junio de 2024

Hate Eternal - Conquering The Throne (1999)

 


Hate Eternal es una banda de (Brutal) Death Metal fundada en 1997 por el guitarrista Erik Rutan que tomó el nombre de una canción de su banda anterior Ripping Corpse. Es curioso el contexto en el que sale este debut. A finales de los 90 y principios de los 2000 se dio una tremenda explosión de Brutal Death Metal. Un estallido que tardó casi diez años desde que los dioses Suffocation inventaron el género en 1990 con el EP Human Waste. Por razones desconocidas para mí en 1999 no casi no existían bandas de Brutal Death Metal en Norteamérica. Se me vienen a la mente Cryptopsy, Skinless, Deeds Of Flesh, Internal Bleeding, Pirexia, Dying Fetus, Broken Hope, Mortician; pero no muchas más. Otras sólo llegaron a sacar demos. Así que el terreno estaba listo para una nueva camada de bandas que llevaran el Death Metal tradicional hacia terrenos más brutales y Hate Eternal entra perfectamente en esa categoría.

Rutan venía a por todas (el título “Conquistando El Trono” es bastante manifiesto) y ya traía unas tremendas credenciales por su historial en Ripping Corpse y Morbid Angel. Y claro el disco bebe mucho de sus bandas anteriores pero dándole un toque más rápido y técnico acorde con esos tiempos. Para completar la tarea se reunió de músicos de primer nivel: Doug Cerrito (ex-Suffocation) como segundo guitarrista, Jared Anderson (descanse en paz) en el bajo y voces acompañantes y el incansable Tim Yeung en la batería. Vamos, un supergrupo en toda regla, el éxito estaba casi garantizado. El sonido de una explosión da paso al riff inicial de Praise Of The Almighty, un pepinazo duro donde los haya con marcada influencia de Morbid Angel y Cannibal Corpse. Sin dilación llega Dogma Condemned que contiene unos rolls impresionantes (marca de la casa) de Yeung, fraseos disonantes, rápidos trémolos y un Rutan entregado al 100% con unos guturales medios muy brutales pero bastante entendibles. Y aquí empiezan las contribuciones de Doug Cerrito en la composición. Uno las puede identificar claramente cuando aparecen, más allá de lo que digan los créditos. En Catacombs por momentos bajan un poco la velocidad mientras Nailed To Obscurity si llega brutalísimo con esos riffs cromáticos de Cerrito que ya había mostrado en el EP Despised The Sun. Luego viene By His Own Decree el cual se muestra como uno de los temas más técnicos y de mucha variedad de tiempos. La gran mayoría de los temas son cortos y van directo a la yugular. La carnicería no se detiene durante la segunda mitad del álbum. The Creed Of Chaotic Divinity te estampa ferozmente contra la pared para al final descolocarte con un ciclo de ritmos que arrancan y paran. La siguiente Dethroned concentra más trémolos característicos de Doug, al contrario de la brevísima Sacrilege Of Hate donde predominan los riffs disonantes. Spiritual Holocaust de nuevo recuerda al  Suffocation del Despised The Sun con ideas melódicas bastante retorcidas y Darkness By Oath al ser el tema más largo logra combinar lo mejor de los estilos de ambos guitarristas. Conquering The Throne cierra a ritmo de Saturated In Dejection: velocidad a tope, riffs frenéticos y el tándem vocal de Rutan/Jared a todo dar hasta el final antes del sonido de otra explosión. Pongo mucho énfasis en los riffs porque evidentemente constituyen el punto fuerte del álbum (hay algunos solos de guitarra pero son breves) pues Tim Yeung no había desarrollado del todo su estilo (en Agiel fue donde se consagró) y básicamente sólo blastea al mismo ritmo de las guitarras. Por cierto esa es la única queja que tengo con la producción: las violas están muy altas en la mezcla mientras que la batería está enterrada y la caja tiene un sonido pastoso bastante molesto. Pero bueno siendo una de las primeras producciones de Erik Rutan es normal que no sea óptima.

Para mí este álbum y el debut de Origin son verdaderas cápsulas de tiempo de esa época porque están en la mismísima frontera entre el Death Metal y el Brutal Death Metal. De hecho la Encyclopaedia Metallum todavía sigue clasificando a Hate Eternal como Death Metal cuando claramente ya pasaron esa etapa desde su mismo segundo álbum King Of All Kings (al parecer Rutan tenía fijación con la realeza). Conquering The Throne se convirtió en un preferido de los fans pues tiene lo mejor de ambos mundos: Ni demasiado técnico ni demasiado tradicional y brutal en su justa medida. Lo recomiendo muchísimo pero… si sigue estando entre mis discos favoritos es por un tema más bien nostálgico porque fue uno mis primeros contactos con el Brutal Death Metal. Sinceramente ya casi no lo escucho, ni tampoco el resto de la (buena) discografía de Hate Eternal. Ahora mismo tampoco puedo decir si es el mejor, tendría que repasarlos todos.

Puntuación: 84


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